Un éxito rotundo logró "La Garrotera" con el baile que se organizó el fin de semana pasado. ¡Llenazo!, no cabía un alma en aquel lugar.
Esa es la buena noticia pero la mala noticia la constituyen una serie de lunares que surgen luego al analizar todo lo sucedido, pero como lo dije, son solo pequeños lunares subsanables y propios de la falta de experiencia de todos los que participamos en el desarrollo del evento. Aunque no sacamos nota 100, creo que estuvimos cerca.
Ahora quiero largar un poco del veneno que me está intoxicando. Este veneno va en contra de un importante grupo de “asociados” que no sirvieron para una mierda en todo este alboroto. Inútiles que no sirvieron para vender entradas, inútiles que no sirvieron para recoger botellas, vender un gallo de picadillo o cuidar la puta puerta. Mientras unos cuantos se mataron breteando desde días atrás, otros ni siquiera ayudaron a acomodar un puto banco.
¿Dónde queda el “solidarismo”?
¿Acaso era tan difícil colaborar?
¿Cómo es posible que haya gente que ni siquiera pudiera vender las pinches entradas?
¡Infortunados espectros ermitaños que vegetan tan enclaustrados en su restringido hábitat que no poseen suficientes congéneres como para ofrecer 5 entradas!
¿Tan reducidos serán sus círculos de amigos y tan pobre su vida social?
¿O será que su sangre azul no les admite rebajarse a los ínfimos horizontes de la plebe?
¿Quién me va a decir que no pudo ir en el día a acomodar mesas, o en la noche a trabajar en la actividad?
Pude ver compañebrias que tienen niños pequeños trabajando hasta la madrugada, pero algunos “machos” brillaron por su ausencia.
Al último la peor de las injusticias será que algunos de los sinvergüenzas que no ayudaron en nada, van a poner la mano para retirar sus inmerecidas ganancias obtenidas a costillas de otros que se partieron el lomo. Pero no bastando eso, posiblemente esos inútiles reciban más que algunos compañebrios que sudaron la chaqueta al lado de la Junta Directiva.
Ojalá les quede algo de vergüenza y renuncien a esa plata que no se han ganado, ya que si toman ese dinero sería prácticamente un robo contra los que sí trabajaron.
¡Viva el solidarismo!
Esa es la buena noticia pero la mala noticia la constituyen una serie de lunares que surgen luego al analizar todo lo sucedido, pero como lo dije, son solo pequeños lunares subsanables y propios de la falta de experiencia de todos los que participamos en el desarrollo del evento. Aunque no sacamos nota 100, creo que estuvimos cerca.
Ahora quiero largar un poco del veneno que me está intoxicando. Este veneno va en contra de un importante grupo de “asociados” que no sirvieron para una mierda en todo este alboroto. Inútiles que no sirvieron para vender entradas, inútiles que no sirvieron para recoger botellas, vender un gallo de picadillo o cuidar la puta puerta. Mientras unos cuantos se mataron breteando desde días atrás, otros ni siquiera ayudaron a acomodar un puto banco.
¿Dónde queda el “solidarismo”?
¿Acaso era tan difícil colaborar?
¿Cómo es posible que haya gente que ni siquiera pudiera vender las pinches entradas?
¡Infortunados espectros ermitaños que vegetan tan enclaustrados en su restringido hábitat que no poseen suficientes congéneres como para ofrecer 5 entradas!
¿Tan reducidos serán sus círculos de amigos y tan pobre su vida social?
¿O será que su sangre azul no les admite rebajarse a los ínfimos horizontes de la plebe?
¿Quién me va a decir que no pudo ir en el día a acomodar mesas, o en la noche a trabajar en la actividad?
Pude ver compañebrias que tienen niños pequeños trabajando hasta la madrugada, pero algunos “machos” brillaron por su ausencia.
Al último la peor de las injusticias será que algunos de los sinvergüenzas que no ayudaron en nada, van a poner la mano para retirar sus inmerecidas ganancias obtenidas a costillas de otros que se partieron el lomo. Pero no bastando eso, posiblemente esos inútiles reciban más que algunos compañebrios que sudaron la chaqueta al lado de la Junta Directiva.
Ojalá les quede algo de vergüenza y renuncien a esa plata que no se han ganado, ya que si toman ese dinero sería prácticamente un robo contra los que sí trabajaron.
¡Viva el solidarismo!
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