Hemos sido testigos del ocaso del efímero transitar de “El Gregarista” por este Blog. Aparentemente nuestro secuaz ha desertado. Resulta ser que el infortunado vino por lana y se marchó trasquilado.
Lo infame de la cuestión es que dimitió coaccionado por los comentarios de disconformes “anónimos” a los cuales él no había hecho referencia en sus alocuciones.
Reconozco que será negativa la deserción de su facundia cantinflesca y sería grato su retorno, pero, si no poseyó valor suficiente para sobrellevar la carga de la crítica, permanece en deuda este interlocutor que simulaba ostentar más ímpetu.
Quien durante determinados lapsos encarnó un antagonista plausible, prorrumpió en sollozos, se escabulló tal roedor en un naufragio, no opuso resistencia a la presión e hizo mutis por el ciberespacio. Si tuviera sangre en las venas, posiblemente rebatiría mis aseveraciones, sin embargo, pongo en tela de juicio su valentía.
Pero seguramente es mejor que subsista de esa manera, oculto en el exilio voluntario, pues resulta conveniente que no departa si lo que va a enunciar no es más provechoso que el silencio, por que para ser el más tonto, únicamente se debe pretender ser el más listo.
Así que continuará mirando los toros desde la barrera el asustadizo, incomprendido, emotivo y presuntuoso Gregarista, mientras quienes tropezamos en nuestro andar con su mortífera lengua hemos surgido airosos y permanecemos aquí, con rumbo invariable hacia ningún lugar.
Lo infame de la cuestión es que dimitió coaccionado por los comentarios de disconformes “anónimos” a los cuales él no había hecho referencia en sus alocuciones.
Reconozco que será negativa la deserción de su facundia cantinflesca y sería grato su retorno, pero, si no poseyó valor suficiente para sobrellevar la carga de la crítica, permanece en deuda este interlocutor que simulaba ostentar más ímpetu.
Quien durante determinados lapsos encarnó un antagonista plausible, prorrumpió en sollozos, se escabulló tal roedor en un naufragio, no opuso resistencia a la presión e hizo mutis por el ciberespacio. Si tuviera sangre en las venas, posiblemente rebatiría mis aseveraciones, sin embargo, pongo en tela de juicio su valentía.
Pero seguramente es mejor que subsista de esa manera, oculto en el exilio voluntario, pues resulta conveniente que no departa si lo que va a enunciar no es más provechoso que el silencio, por que para ser el más tonto, únicamente se debe pretender ser el más listo.
Así que continuará mirando los toros desde la barrera el asustadizo, incomprendido, emotivo y presuntuoso Gregarista, mientras quienes tropezamos en nuestro andar con su mortífera lengua hemos surgido airosos y permanecemos aquí, con rumbo invariable hacia ningún lugar.
0 comentarios:
Publicar un comentario